domingo, 14 de julio de 2013

Idiotas encumbrados, destructivos, famosos.


IDIOTAS ENCUMBRADOS,

DESTRUCTIVOS, FAMOSOS.

 

Hugo Betancur

 

Asumimos posiciones frente a la vida a medida que pasa el tiempo de nuestras fugaces existencias humanas.

 

Interactuamos con los demás en relaciones funcionales, según las condiciones que hemos elegido cuando tenemos libertad para hacerlo, o según las condiciones que nos han sido programadas e impuestas cuando estamos subordinados a lo que otros deciden que hagamos.

 

Representamos los papeles correspondientes a nuestras personalidades en evolución.

 

En algunos momentos de este drama mundano, parecemos autónomos y dominantes; en otros momentos actuamos como dependientes y súbditos de las determinaciones de otros.

 

En estos escenarios de la Tierra, algunos personajes han transgredido el equilibrio en las relaciones y se han dado a la tarea conflictiva y escabrosa de someter a los demás y de imponerse sobre sus vidas.

 

Han presumido que ellos debían ser servidos y acatados y han maquinado desde sus posiciones de poder para trazar acciones destructivas y tácticas de control contra sus contemporáneos.

 

Estos personajes tuvieron un rasgo común: desempeñaron roles de idiotas. La palabra idiota es un adjetivo que proviene del griego διώτης, idiōtēs, de διος, idios -significaba “lo privado, lo particular, lo personal”-. Con la misma raíz διος encontramos otros sustantivos como idiosincrasia y también “idioma”.

 

En latín, la palabra idiota (una persona normal y corriente) precedió al término del latín tardío que significa «persona sin educación» o «ignorante». Según la acepción antigua, idiota era quien se preocupaba solo de sí mismo, de sus intereses privados y particulares, desdeñando o no dándose cuenta sobre cómo afectaban sus acciones su entorno social y qué consecuencias le acarrearían sus comportamientos –qué retribución tendría que experimentar por sus actos.

 

Estos idiotas fungieron como actores encumbrados con la disposición y los recursos apropiados para ejercer intimidación, violencia, y destrucción contra individuos o colectividades. Se desempeñaron como conductores de ejércitos o de hordas conquistadoras, o como emperadores o reyes, o como villanos o dictadores, o como líderes de gobiernos e instituciones, o como criminales aislados. La mayoría de estos sujetos oscuros fueron aniquilados después como retaliación por sus actos disociadores y crueles -otros realizaron actos suicidas, un modo tan trágico como sus desaforadas biografías, para abandonar los escenarios; otros fueron consumidos por graves enfermedades derivadas de sus insanos hábitos mentales.

 

Probablemente estos personajes representaron sus roles tempranos como niños caprichosos y demandantes empeñados en obtener la obediencia de sus padres y allegados con sus rabietas, sus llantos ruidosos y su hostilidad condicionadora –tiranos precoces manipulando las emociones y sentimientos de sus progenitores para su exclusivo provecho y placer-. Posiblemente refinaron ese infantil ejercicio de la maquinación hasta llegar a ser adultos ególatras y fanáticos que veían a los demás como sus sirvientes o como lacayos utilizables y dóciles.

 

Desde la antigüedad, ejercieron sus tácticas de terror contra seres humanos en situación de indefensión,  desventaja o vulnerabilidad. Avasallaron y constriñeron a personas aisladas o grandes grupos de población y se sintieron omnipotentes desde sus posiciones de poder.

 

Se desempeñaron como potestades locales o como cabecillas de huestes invasoras que doblegaron a sus víctimas inermes con sevicia. Fueron causantes de genocidios, de muertes físicas y devastación, de torturas, intimidación y desplazamiento o exilio forzado.

 

Fueron temidos y recibieron el culto que les rindieron sus sirvientes y oprimidos a sus personalidades perturbadas y a sus reinos efímeros.

 

Como niños torpes que no pueden prever el daño que puede causarles el filo del cuchillo con que juegan, esos personajes abyectos creyeron que su mando y su prominencia serían eternos e invencibles.

 

El ímpetu arrollador de la existencia y la reacción equilibradora de los seres vivos que decidieron cambiar el curso de los acontecimientos los fueron abatiendo progresivamente.

 

Quedaron sus historias, magnificadas o insuficientes, para describir su trivial grandeza y sus fechorías.

 

(Alguno de estos especímenes acudió al fanatismo nacionalista y a la supuesta superioridad de un grupo racial para instigar una imaginaria e imposible conquista del mundo. Su eslogan hostigaba a sus conciudadanos a creer que su nación era “la más grande”, lo que fue sólo una frase más de todas sus arengas para arrastrar a sus paisanos hacia la más terrible campaña homicida mundial y luego hacia la  derrota más aleccionadora en el expediente de las guerras).

Sin embargo, parece que estos brutales personajes hubieran tenido la tarea de promover grandes transformaciones humanas sacudiendo las mentes y obligando a las colectividades a integrarse bajo ideales promotores de respeto, mutualismo y convivencia pacífica, pagando por ello con el costo de millones de vidas inmoladas.

 

Una vez pasada la furia de la tormenta, los sobrevivientes reconstruyen sus moradas y modifican sus acciones, sus relaciones y su comprensión de los fenómenos experimentados.

 

La vida promueve sus revoluciones y sus cambios imperativos a pesar de los caprichos de las mentes individualistas y superando siempre los obstáculos de los violentos y de los idiotas*.  La “justicia poética”3 termina por imponerse a medida que la historia avanza y los personajes siniestros con sus crónicas, verosímiles o expandidas por la posteridad, quedan retratados inevitablemente como villanos en la galería del pasado.

 

Hugo Betancur (Colombia)

__________________________________________________*Idiota es un adjetivo que proviene del griego διώτης, idiōtēs, de διος, idios -significaba “lo privado, lo particular, lo personal”-.

    1 DRAE: Tonto o corto de entendimiento. U. t. c. s. U. t. c. insulto. 2. adj. Engreído sin fundamento para ello.

 

  2 DRAE: “Rasgos, temperamento, carácter, etc., distintivos y propios de un individuo o de una colectividad”.

3 DRAE “Del lat. idiōma, y este del gr. δίωμα, propiedad privada. Lengua de un pueblo o nación, o común a varios”).

4Thomas Rymer ideó la expresión “poetic justice” en su ensayo “The tragedies of the last age considered” (1678), para sugerir cómo una obra literaria debería inspirar el comportamiento ético ejemplarizando el triunfo del bien sobre el mal.

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1 comentario:

  1. Gracias por este maravilloso blog que tanto nos ayuda a centrarnos. Rodrigo

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